Ojos para Argónida_08

(Marismas de Argónida)
El cielo, de un azul celeste muy diluido, está saturado de grandes nubes apretadas que el viento empuja. El penetrante olor del cenagal se entrevera con los delicados aromas de la resina y el lejano sotobosque. He llegado hasta ti sigiloso, después de un gran rodeo por los arrozales, para sorprender tu más auténtica apariencia. Casi alcanzo tu centro, que desde aquí se muestra espléndido, pero me sigue siendo inaccesible.

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