di_versos

Distraído entre brumas de nostalgia,
a menudo me siento otro distinto.

Sin deseo, tentado de abandonos
por sirenas sin rostro,
                        languidezco
en un sopor de tarde detenida.
El miedo se desliza por reservas
que mi mente se guarda; por si acaso
desdoblan el espacio los espejos,
se vuelven invisibles las paredes
o amenazan los techos con caerse.

La noche, cuando viene, tiende un mapa
marcado con promesas sin trazado:
Una cruz en la orilla de un estanque
de aguas verdes. Tirar la piedra al centro.
Navegar sin timón el oleaje.
Llegar donde se rinden los secretos,
cansados de rodar,
                   y se deshacen
los olvidos barridos por el viento.

Y habita mis vestigios ese tiempo
impreciso y sutil del espejismo.

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