Textos "breves como fotos"_60

Desde un ángulo bajo e imprevisto observo tu llegada como una aparición. Lentamente, disfrutando de todos los matices que aporta cada cambio en mi mirada, levanto la cabeza para reconocerte primero y observar tu desplazamiento después. Hasta que te sientas en la silla que hay delante de mí y permaneces a mi altura. El corte triangular de tu camiseta te apunta hacia la cara, subrayando tu esbeltez, para dar protagonismo a la boca que me habla; cuyo relato, por cierto, no consigo entender del todo. La prenda es muy sencilla —lisa y blanca— y cubre el pecho sutilmente. Muestra, en cambio —sin pudor—, todo el esplendor al completo de unos hombros esculpidos que no puedo dejar de mirar.

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